Evolución del mercado

A principios de 2012 parecía del todo probable al conjunto inversor un rescate en la economía española, entendiendo como tal una intervención íntegra de sus cuentas, al estilo de lo ocurrido en otros países como Portugal o Irlanda (por no mencionar Grecia, que por su especial gravedad, parece un caso distinto). Por este motivo, los bonos públicos españoles, durante años, cotizaron situaciones muy adversas que, visto con retrospectiva, tenían poca o ninguna justificación.

La toma de conciencia por parte de los inversores de lo que suponía, en términos de crecimiento y de saneamiento de la economía, la reforma laboral, la bancaria y, especialmente, el apoyo del Banco Central Europeo a las deudas públicas de los países que cumplieran su senda de estabilización, cambió radicalmente la percepción del riesgo sobre la economía española. De una forma cuantitativa, este cambio de enfoque provocó que el bono español a 10 años pasara de cotizar en rentabilidades cercanas al 7,5 a poco más del 44 en un año, y por debajo del 2 dos años después.

Si el inversor no está habituado a tomar decisiones de inversión de carácter estratégico, puede pensar que un año es más que suficiente para adaptarse a un nuevo marco de mercado. Pero desde nuestra asesoría de Zaragoza, le aseguramos que esta adaptación supone un cambio mental demasiado importante para poder acometerlo de manera rápida o decidida. Así, solo los inversores que vieran la oportunidad o el peligro en el origen, tienen al aptitud de adaptarse al cambio desde el principio.

El mercado va muy rápido y nunca hay un nivel bueno de entrada. La inversión se convierte en un continuo esperar a que el mercado corrija si no se cuenta con una buena asesoría como la que pueden ofrecerle nuestros abogados. Ellos trabajarán para ayudarle a conocer a fondo su perfil de inversión. Pero sobre todo, le orientarán para que no dé por hecho que los mercados se comportarán de una determinada manera en el largo plazo: cambios en las estimaciones a futuro de variables presentes pueden arrastras a los inversores a una visión muy distinta que, no cogida a tiempo, supone un auténtico descalabro.

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